Hay días que te levantas con el pie izquierdo* o, incluso más, con el más izquierdo de los dedos de tu pie izquierdo. Ese es el dedo meñique y, fisiológicamente ese dedo no está preparado para soportar todo tu peso, lo cual duele y te puede poner aun más de mal humor. Puede que te despiertes de resaca, que te despierte el vecino/a de arriba con Kiss FM a toda leche, con Shakira comentandote como "sale el sol" y tu preguntándote porque no se quedaría en su sitio un rato más para que la noche siguiera su curso y tu pudieras sobar un poco más no teniendo que enfrentarte a un día tan condenadamente zurdo. Contra esos días que todos sufrimos, no en silencio como la almorranas, sino con una cara de "como-mires-te-mato" hay una receta que descubrí recientemente y ha demostrado no fallar. Como ya os supondreis, esa receta es Happy Go Lucky Me de Paul Evans.
Esta es la cara que se te puede quedar si alguien osara oponérsete después
de levantarte con el más izquierdo de los dedos de tu pie izquierdo.
Descubrí esta canción en el capítulo "My Rule of Thumb", de la tercera temporada de Scrubs y desde entonces no he dejado de escucharla cada mañana siempre que tengo la oportunidad, ya sea desde la cama, mientras desayuno, en el coche o durante mi más que necesaria defecación matutina. El tema fue publicado por primera vez en 1960 como cara A del single "
Happy-Go-Lucky-Me / Fish In The Ocean
". Según palabras del propio Evans, más complicado que cantar Happy-Go-Lucky-Me fue reir en ella. En una posterior versión de la canción, tocada por otros músicos, el trabajo tuvo que ser incluso dividido: uno debía cantar y el otro reir.
La verdad es que esa risa es la que da gran parte de la vida que la canción tiene, es lo que transmite. Eso y la banalización que lanza la letra hacia el mundo y hacia cualquier cosa. Nada importa, podemos reirnos de todo. Y eso es lo que hace Paul cuando canta, o al menos lo que yo pienso. Canta y disfruta, y se lo pasa bien y es por eso que consigue transmitirnos un pedacito de esos años 50/60 al año 2011, haciéndonos llegar su felicidad y dejando de lado pies izquierdos y derechos. Da igual con cual nos levantemos, todos los días podemos reirnos de ello.
*Si se me permite esta incursión metabloguera, para todos aquellos zurdos, a los cuales no quiero ofender, solo me valgo de un recurso cultural relativamente extendido para introducir el tema. Tal y como se apreciará en la conclusión los zurdos salen tan bien parados como los diestros.
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