"Broken Arrow" no es, ni de lejos, el mejor disco de Neil Young con Crazy Horse (el nivel quedó demasiado alto con "Rust Never Sleeps") pero tiene este tema que me entró muy adentro desde el principio. Lo descubrí viendo el documental filmado por Jim Jarmusch sobre la banda y Neil Young, "Year of the Horse". El film alterna imágenes de conciertos con entrevistas a los miembros donde el gran director independiente de EEUU trata de buscar cual es ese vínculo tan especial , y que produce ese asombroso sonido, que une a Neil con una banda que no está formada por grandes músicos. La película no está mal pero creo que podría aburrir a aquellos que no sean fans en excesos del mítico cantante canadiense.
El tema es sencillo pero derrocha sentimiento por todos los bordes, algo en que el maestro Young es experto. Una composición que no deja de tener un tono triste y melancólico pero que aun así habla, y se puede ver a través de la melodía de voz, de una alegria. Una alegria que es timida pero que existe y se siente en algún rincón del cuerpo. Es una felicidad que no es euforia, una felicidad que se canta y se toca bajito por miedo a romperla.

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